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domingo, 30 de diciembre de 2012

El aumento del gasto del Gobierno en "el relato"


La oposición criticó el aumento del gasto del Gobierno en "el relato" 

Dirigentes repudiaron que la publicidad estatal haya crecido un 35% respecto del 2011. Pidieron invertir en ferrocarriles en vez de sostener el discurso oficial. Varios dirigentes de la oposición cuestionaron el incremento del 35 por ciento del gasto en el sistema de propaganda oficial respecto al 2011. Así la cifra que ya era de 5 mil millones de pesos el año pasado, pasó a más de 6.800 millones este año, luego de una nota del diario La Nación. El senador radical Ernesto Sanz escribió en su cuenta de Twitter que “en financiar el relato se gasta 10 veces más que en obras para el Sarmiento. Así se entiende la mentira del relato y el drama de Once". Además en declaraciones con Radio El Mundo agregó que la pelea de la Ley de Medios con el Grupo Clarín es una muestra de que al oficialismo no le "preocupa" la "democratización de la información", sino avanzar en la construcción de "un monopolio estatal de medios que sostengan el relato, cosa que cada vez es más difícil". "La causa de la Ley de Medios va a terminar en la Corte, pero ello no quita que el Gobierno tiene en sus manos una ley que la puede aplicar a todos los que no están involucrados en la causa Clarín", reflexionó. Sobre este punto, añadió que "sin embargo con su actitud, el Gobierno no hace más que demostrar aquello que denunciamos cuando se discutía hace tres años la Ley de Medios: que ésta es una herramienta no para democratizar la información, no para abrir nuevas voces, no para generar mayor calidad en la expresión mediática". Por su parte quien también salió a cuestionar al Gobierno fue el diputado disidente Francisco De Narváez quien acusó a la jefa de Estado de "priorizar" el gasto en propaganda oficial en detrimento de medidas para luchar contra la inseguridad, el déficit habitacional o avanzar en políticas sanitarias. "La Presidenta prioriza el gasto para difundir el 'relato', a la inversión en seguridad y vivienda", lanzó el peronista opositor a través de Internet. El legislador por la provincia de Buenos Aires alertó que "con lo que la Presidenta gastó en publicitar el modelo este año se podrían haber comprado 62 mil patrulleros o 27 mil ambulancias".

sábado, 29 de diciembre de 2012

El nuevo enemigo del kirchnerismo, la Justicia


El nuevo enemigo del kirchnerismo, la Justicia 

Cristina Fernández rompe con la Corte Suprema y se profundiza el enfrentamiento La Presidenta y Ricardo Lorenzetti se encontraron secretamente en Olivos. Hubo más diferencias que coincidencias. Ahora, la Casa Rosada se prepara para ahondar el choque con los magistrados.

Obsesionada con su enfrentamiento contra el Grupo Clarín, Cristina Kirchner convocó a Ricardo Lorenzetti a la Quinta de Olivos. Tras los fallos de la Cámara Civil y Comercial, la jefa de Estado se convenció de que la Corte Suprema es el principal escollo para la aplicación de la Ley de Medios. El encuentro se produjo hace diez días y se preservó en secreto. Fue muy tenso. Ella intentó convencer a Lorenzetti de la necesidad de un fallo de fondo definitivo, pero no encontró eco en el magistrado. La tensión de la conversación fue el preludio de lo que ocurrió esta semana. La Corte rechazó dos planteos del Gobierno por la Ley de Medios y devolvió la causa a la Cámara Civil y Comercial, que la Casa Rosada vislumbra como opositora. Luego llegó la reacción.

Cristina golpeó duro a la Justicia el jueves desde la Casa de Gobierno. “De los magníficos sueldos que tienen los jueces de nuestro país, se encarga esta Presidenta de juntar la plata para pagárselos; las jubilaciones de privilegio que tienen, también se encarga esta Presidenta de juntar la plata para pagárselas”, advirtió. Y agregó: “No pagan Ganancias, cosa que sí esta Presidenta paga”. Sus asesores le acercaron encuestas que muestran un descontento social con la Justicia, y una lista en la que figuran las jubilaciones de privilegio de los jueces que, en algunos casos, alcanzan los noventa mil pesos mensuales. En otra lista tiene los sueldos de los jueces federales y de los ministros de la Corte: empiezan en cuarenta mil pesos mensuales. Así, la Casa Rosada está reuniendo municiones para la contienda.

La ruptura con la Corte después de esa reunión fue definitiva. La predisposición del Gobierno no será la misma a la hora de girarle fondos al Poder Judicial, o cuando haya que discutir las paritarias. Además, se quebró un pacto no escrito: el nombramiento de jueces. Cada vez que hay una terna para ocupar vacantes, la Corte Suprema sugiere a sus preferidos. CFK inició así lo que será el debate del año que viene: que los magistrados se equiparen al resto de los ciudadanos abonando el impuesto a las ganancias. El Gobierno usará ese discurso para presionar a la Corte. “Según cómo venga el expediente de Clarín, habrá más o menos presión hacia los jueces”, explicó una alta fuente del Poder Ejecutivo. Se anticipó la semana pasada que el oficialismo tiene previsto enviar en marzo al Congreso un paquete de leyes para “democratizar” la Justicia, que incluiría, además de Ganancias, los juicios por jurados y la obligación para los jueces de rendir examen cada cinco años.

Con Ganancias busca poner en un brete a Lorenzetti. Si se muestra predispuesto a que los jueces paguen, tendrá a sus propios colegas en contra. Si lo rechaza, interpreta el Gobierno, se enfrentará a la opinión pública. En 1996, una acordada de la Corte menemista volteó una modificación a la ley impositiva que establecía que los jueces tenían que abonar el tributo. La idea del Gobierno es forzar a Lorenzetti a hacer lo mismo. El Gobierno tiene una certeza, la Cámara va a fallar en contra de la constitucionalidad de la Ley de Medios. Y una duda: qué va a hacer la Corte. Con tres fallos del Tribunal del 5 de diciembre (contra el PAMI, la Anses y a favor de la publicidad oficial) el Gobierno interpretó que los magistrados lo atacaban. También percibe que hay otros fueros que actúan como “corporación” y que dictaminan en contra del Ejecutivo. En esa lista están algunos jueces del fuero contencioso administrativo y de la Cámara previsional.

El director Ejecutivo de Anses, Diego Bossio, recusó masivamente a los jueces de ese fuero para evitar que salgan de allí sentencias a favor de los jubilados. Si esos fallos son acatados por la Anses, le darían un golpe a una de las principales cajas del Ejecutivo. Con dinero de ese organismo, por ejemplo, se financia el programa Futbol para Todos. Uno de los principales enemigos en la Cámara es Luis Herrero. 

El Ejecutivo le apunta con todos los cañones para arrinconarlo. En la Casa Rosada también pronostican que la célebre Cámara Civil y Comercial fallará en contra de la recuperación del predio de La Rural. La jueza de primera instancia falló en contra de los abogados de la Sociedad Rural, pero los ganaderos apelaron y el expediente quedó en la misma sala que interviene en la causa Clarín, y que integran María Susana Najurieta, Francisco de las Carreras y Ricardo Guarinoni. En la Corte están también pendientes de resolución las denuncias de las provincias de Córdoba y Santa Fe por la coparticipación. Si ambas provincias abandonan el pacto fiscal, el Estado nacional debería devolver el 15 por ciento que les retiene para sostener el déficit de la Anses. El año que viene será, entonces, un período de confrontación para el Gobierno contra su nuevo adversario, los jueces.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El fin del 7D


La Justicia amplió la medida cautelar de Clarín y frustró los planes para el 7D

La Cámara Civil y Comercial sostuvo que no se puede obligar al grupo a desinvertir, al menos, "hasta que se dicte sentencia definitiva"; rechazó además todas las nuevas recusaciones del Gobierno y denunció "conductas reñidas con la buena fe" n una decisión que conmocionó al Gobierno, la Cámara Civil y Comercial Federal extendió ayer la medida cautelar que protege al Grupo Clarín y le impidió así al Poder Ejecutivo obligarlo a desinvertir de inmediato.

Faltaban sólo horas para el 7-D cuando la Casa Rosada recibió la noticia que temía. Clarín no podrá ser obligado a desprenderse de licencias, al menos, "hasta que se dicte la sentencia definitiva en la causa", declaró la Cámara. Es decir que la ley de medios, en lo que afecta a las licencias de Clarín, queda suspendida por lo menos hasta que el juez de primera instancia Alfonso resuelva el pedido del grupo de declarar inconstitucionales dos de sus artículos.

El fallo de ayer lo firmaron dos camaristas, hasta ahora casi desconocidos fuera del mundo de los tribunales, a quienes el Gobierno había intentado apartar del caso: Susana Najurieta y Francisco de las Carreras, denunciado además ante la justicia penal por supuestas "dádivas" de Clarín.

Ellos sostuvieron que el levantamiento de la cautelar "causaría un perjuicio irreparable" para el multimedios en este momento, que juzgaron "crítico", porque -sostuvieron- la sentencia de primera instancia está casi en condiciones de ser dictada. Pero, además, le advirtieron al Gobierno que desconocer los efectos de la medida cautelar podría ser considerado por el tribunal "como desobediencia", y llamaron la atención de una de sus abogadas por "conductas reñidas con la buena fe". 

El párrafo central del fallo dice: "Corresponde admitir lo solicitado prorrogando la vigencia de la medida cautelar hasta que se dicte la sentencia definitiva en la causa, a fin de no alterar significativamente las circunstancias y asegurar la utilidad, oportunidad y eficacia del fallo que habrá de recaer en los autos principales". 

Para llegar a esta resolución, los camaristas deliberaron todo el día. La decisión de darle la razón a Clarín ya estaba tomada, pero no tenían definido hasta cuándo extender la cautelar; si hasta la sentencia, como lo hicieron, o por un plazo determinado, que hubiera podido resultar menor, relató un funcionario que conoció de cerca los entretelones de la jornada.


Mientras afuera diluviaba, en la planta baja del Palacio de los Tribunales los camaristas iban y venían por los pasillos; entraban y salían de reuniones que duraron todo el día. Estaban serios. Anteayer, el ministro de Justicia, Julio Alak, les había advertido públicamente que fallar en favor de Clarín sería un "alzamiento". Pasado el mediodía, como escrito para ellos, llegó el comunicado de la Comisión de Protección de Independencia Judicial de la Corte.

Para decidir la extensión de la cautelar, los camaristas debían resolver antes qué hacer con las nuevas recusaciones presentadas por el Gobierno, que anteayer, en una jugada inesperada, volvió a pedir el apartamiento de todos los jueces de la Cámara.

Si seguían los trámites habituales y le daban curso a esta presentación, debían derivar el tema a magistrados de otro fuero. De ese modo, no hubiera sido posible un fallo antes de hoy. Pero la Cámara tomó otro camino: rechazó in limine todos los planteos, en una resolución de dos páginas que se conoció junto con la ampliación de la cautelar.

En ese breve escrito, le llamó la atención con dureza a la abogada de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), por haber "presentado pretensiones que se consideran obstructivas, meramente dilatorias y reñidas con la buena fe procesal". Además, le recordó que su conducta iba en contra de lo señalado por la Corte, que había pedido resolver los planteos pendientes con celeridad.

Las nuevas recusaciones las resolvieron De las Carreras y Graciela Medina, la jueza a la que el Gobierno cuestionó por estar casada con un abogado que había asesorado al Grupo Clarín. Habían sido presentadas por la Afsca, que se incorporó al proceso esta semana y replicó las recusaciones de la Jefatura de Gabinete, que ya habían sido desestimadas.

Sólo una era nueva, la de Najurieta, que hasta ahora no había sido cuestionada, pero esta semana rechazó las recusaciones de sus pares, cosa que cayó muy mal en el Gobierno. A ella la recusaron "sin causa". Según la Cámara, este planteo fue "manifiestamente improcedente" porque el Estado nacional ya había usado su derecho a recusar sin causa (que se puede utilizar una sola vez) para correr del expediente a Martín Farrell, que luego renunció.

La Cámara también rechazó por "manifiestamente inadmisibles" los pedidos para que se revieran y se anularan los rechazos de las recusaciones originales. Ahora, el Gobierno apuesta a estrenar con éxito el per saltum y que la Corte le abra un camino para revertir cuanto antes el fallo de ayer..

Tras el fin del 7D suspenden el plan de adecuación para los otros grupos

Estupfecatos. Así quedaron los directores kirchneristas de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), al conocer el fallo de la sala I de la Cámara Civil y Comercial Federal, que extendió la medida cautelar que favorece al Grupo Clarín, y terminó con el denominado 7-D.

Anoche, el rostro de Martín Sabbatella, presidente del organismo, todavía reflejaba aquel estupor. El funcionario dio una entrevista al noticiero de Canal 7 y participó junto con el ministro de Justicia, Julio Alak, del programa kirchnerista 6,7,8. "El fallo es una vergüenza. La Afsca se presentará mañana a la mañana (por hoy) ante la Corte para que se aboque a esto y resuelva". 

Además, se reunirá primero con su equipo, y luego con el directorio para decidir una prórroga del plazo de adecuación para el resto de los licenciatarios que transgreden lo dispuesto por la ley de medios. Será la muerte definitiva del 7-D. Y todos los reglamentos y resoluciones sobre los que Sabbatella habló durante horas en las últimas semanas quedarán en desuso. 

El funcionario ya no tendrá que esperar hoy hasta las 24 -como había anunciado- que todos los grupos presenten sus planes de adecuación. Entre esas empresas que aún no cumplieron con el trámite está Telefé, controlada por Telefónica de España. También quedaría en suspenso el análisis de las propuestas hechas por José Luis Manzano y Daniel Vila (quieren repartirse las licencias entre ellos y con los hijos y el hermano de Vila); por las familias Ick, de Santiago del Estero, y Jenefes, de Jujuy, que siguieron una estrategia similar. También quedará la incógnita sobre cuántas emisoras tiene Raúl Moneta, que compró más de diez radios en 2010 y hoy declara tres emisoras él y otras tres sus hijos.

Sabbatella lamentó ayer que "la justicia argentina no esté preparada para pelear con las corporaciones porque gran parte está colonizada por esas mismas coporaciones. Esto demuestra que teníamos razón cuando dijimos que los jueces que viajan a Miami financiados por Clarín terminan convertidos en su equipo jurídico", afirmó el funcionario, visiblemente afectado por la novedad. No obstante, el ex intendente de Morón y diputado nacional en uso de licencia pidió que "esta dilación no arruine la alegría de la fiesta de los derechos humanos", que se realizará pasado mañana en la Plaza de Mayo.

Ayer, después del mediodía, la abrumadora mayoría kirchnerista del Afsca (donde está pendiente todavía la designación de uno de los dos representantes por la oposición previstos en la nueva norma) ya temía lo peor. El gobernador del Chaco y director de Afsca, Jorge Capitanich, debió volar de urgencia a Buenos Aires. Conocida la sentencia de la justicia federal, el mandatario provincial afirmó enojado: "Es una justicia dependiente de corporaciones que pagan con favores, intereses y prebendas a sus empleados".

A las 19, la mayoría kirchnerista invitó a Marcelo Stubrin, director del organismo por la UCR, a una reunión de directorio que se centró básicamente en la redacción de un comunicado. El radical no lo firmó.

 En ese texto, aprobado "por mayoría", Afsca sostuvo que el fallo "constituye un precedente nefasto y lamentable que pone un manto de sospecha ineludible en el funcionamiento de la Justicia". Además, acusó: "Es ésta una expresión más de una justicia elitista, corporativa y, en esencia, prebendaria. Una justicia que aún se resiste a producir los cambios profundos que se expresan en el seno de la sociedad y en gran parte de sus instituciones democráticas desde hace una década".

Además de Sabbatella y Capitanich, la mayoría kirchnerista en el Afsca está integrada por Ignacio Saavedra (dirigente de La Cámpora), Claudio Schifer y Eduardo Seminara (vicerrector de la Universidad Nacional de Rosario). "Extender la medida cautelar contradiciendo el espíritu y los plazos establecidos por la Corte es una maniobra dilatoria destinada a beneficiar a quienes se niegan a cumplir las leyes vigentes y constituye una afrenta a los intereses del país y del pueblo argentino", agregaron en el comunicado. Ese párrafo está destinado a un punto clave del fallo de la Cámara, que interpreta que cuando se resuelva la constitucionalidad de la ley, si resulta desfavorable para el Grupo Clarín, el plazo de un año previsto en el artículo 161 de la ley empezará a correr a partir de ese día y no podrá considerarse un plazo vencido..

domingo, 2 de diciembre de 2012

La película de Kirchner es en su contra

 
La película de Kirchner es en su contra

El cineasta Guillermo Raffo vio Néstor Kirchner, la película, y cree que no es una película, aunque no sabe qué es. Sólo que es algo hecho sólo para que lo vea Cristina y que, pese a su pasión hagiográfica, en realidad es en contra del ex presidente.

Descontábamos que no iba a ser como Don’t Look Back, ni como Nixon. Los antecedentes de Néstor Kirchner, la película clausuraban toda posibilidad de ambivalencia o reflexión. Pero podría haber sido a favor, podría haber aspirado a cierta eficacia extra-cinematográfica en la línea de Michael Moore, quien nunca nos convenció de nada pero a su público algo le vende.

Tal vez la primera versión, de Adrián Caetano, haya sido algo así. La que nos tocó, porque siempre ligamos las peores versiones de todas las cosas, es la de Paula de Luque: una hagiografía imposible cuya ambición declarada –hacer de Néstor un santo– es tan extrema como su incapacidad para conseguirlo. 

Coincido con una apreciación minoritaria de la crítica: la película de Néstor no es una película, y es deprimente que la prensa y los exhibidores la hayan tratado como si lo fuera. Pero también es cierto que uno se maneja con las categorías que tiene, y en ningún lugar del mundo existe un sistema para evaluar un artefacto semejante. Tampoco es la primera vez que algo que no es una película se da en los cines. Desde aberraciones casuales como las de Warhol hasta excentricidades prodigiosas como la que filmó Herzog con enanos, muchas veces terminamos en un cine viendo algo que no está hecho para ver ahí. A veces funciona igual, y a veces no. Las juzgamos “películas” sólo por el lugar que ocupan, así como decimos que Forster es intelectual o Wainfeld periodista.

El mayor problema de la película de Néstor –la llamaremos “película” a falta de una convención previa que la defina mejor– es independiente del soporte: no está hecha para que la veamos nosotros, ni quienes aman a Néstor, ni quienes dudan de Néstor, ni las enormes mayorías a las cuales Néstor no podría importarle menos. Está hecha para que no la vea nadie, salvo Cristina. La película de Néstor son los deberes. Es una exhibición ritual de fidelidad, una ofrenda que sus responsables entregan a quien el destino convirtió en sacerdotisa, como si sacrificaran una cabra. Es otra cultura. 

Desde las primeras imágenes queda claro que estamos presenciando una conversación ajena, en la cual el Chino Navarro y sus amigos demuestran lo que aprendieron durante estos años. Se escucha la voz en off de Emilio del Guercio, malvendiendo la memoria de Spinetta –algo que ya había intentado hacer, infructuosamente, cuando Spinetta estaba vivo– y asimilando aquella “generación del rock” a la juventud maravillosa que sin haber existido nunca es hoy motor y anhelo de la liturgia kirchnerista. Hay una transacción de algún tipo ahí, cuyos detalles no se revelan.

El discurso no se aparta un milímetro de la ortodoxia. Pero como es muy corto –el kirchnerismo maneja, con suerte, cuatro o cinco conceptos básicos– se ve obligado a repetir lo mismo muchas veces. “La generación que desplegó sus mejores sueños, luchaban por un país distinto, etc.” Después de un rato empieza a sonar forzado y mecánico, poco convincente incluso para quien crea que aquellos sueños existieron y tenían algo que merezca ser rescatado. Aparecen algunas perlas de honestidad accidental. Imágenes de archivo muestran columnas de Montoneros mientras alguien dice: “Parecía que no íbamos a tener otra oportunidad”. 

La película fracasa en su intento de convertir a Néstor en preso político de la dictadura. Ni con el respaldo explícito de Chávez consigue revestir de entusiasmo las diatribas de un presidente que leía mal y pronunciaba “temporalidat”, “acsoluto” y “ocjetivo”. Pero nada de esto importa, porque la película no es para nosotros. Nos está haciendo el favor de dejarnos verla.

Detrás de la película –o debajo, a pesar de sí misma– hay otra mejor, sin embargo, por lo menos durante su primera mitad, y es una película sobre la mafia. Empieza cuando uno de los fieles tocados por la mano de Néstor dice: “Mi vieja trabajaba en el minist... eeeh… en el Hotel Ibis.” Es inconcebible que algo así se les haya escapado a todos, pero ahí está, seguido inmediatamente por la señora que pensaba que su hijo había delinquido al saquear un supermercado, hasta que Alicia Kirchner la convenció de que “no era él el culpable” sino andá a saber quién: la fatalidad, Clarín, Superman.

La mafia da trabajo a cambio de lealtad, y eso es exactamente lo que hace Néstor con cada uno de los conversos que acuden después a dejar su testimonio. No resuelve el problema de quienes están en una situación similar, porque eso tendría algo que ver con la política. Los salva sólo a ellos, a quienes deciden acompañarlo. Los compra. Los va comprando de a uno. Ese fue el estilo que usó Néstor para gobernar y está expuesto en la película con la candidez de quien ni se imagina que algo así pueda ser objetable. Al famoso balbuceo no positivo, la película contrapone un primer plano de Néstor girando despacio con la mirada fija en –supuestamente– Cobos, insinuando revancha, retribución, vendetta.

La mafia es la familia, y ésa es la única máxima que cita Máximo como legado moral de su padre: “Ustedes son familia.” No vemos entrevistas a ministros, amigos ni compañeros de trabajo, pero sí a la mamá de Kirchner, a la de Cristina, y a las hermanas e hijos de ambos, con la excepción de Florencia. Tienen que estar –porque “son familia”– aunque no digan mucho; iluminándonos sólo esporádicamente cuando algo se les escapa: un gesto, una pausa que reconocemos propia de sus parientes más famosos, o la explicación que ofrece la madre de Cristina para su elección de novio: “El era similar a ella en inteligencia. El era militante, como ella”. 

En inteligencia Paula de Luque también parece similar a ellos. Ante la opinión de que su película era una pieza de propaganda, replicó: “No es una propaganda”. Una propaganda, lo dijo dos veces; es un milagro que haya terminado la secundaria. Su inteligencia militante es marca de estilo y excede los previsibles planos de gaviotas y flores sobreexpuestas en el campo. Incluso las imágenes más atractivas –viejos rollos en Súper 8 que muestran a Kirchner joven– están filmadas por alguien que parece venir de otro planeta: los protagonistas caminan hacia la cámara fija, o aparecen parados, invariablemente de frente. Su comportamiento es anterior al kinetoscopio, como si no se hubieran dado cuenta de que eso no es una cámara de fotos, como si la imagen en movimiento acabara de inventarse. La única excepción, lo único lindo de verdad, son las breves imágenes de la fiesta de casamiento. Néstor parece Jarvis Cocker y todos se mueven como personas. El camarógrafo que contrataron ese día no tenía inteligencia militante. 

Al revés de lo que pasa en las películas de verdad, las dos películas de Néstor –la ofrenda ritual y la de la mafia– se desintegran cuando aparece, tarde, el primer conflicto. Hasta entonces veníamos siguiendo la simple historia del personaje noble que con esfuerzo y pasión va consiguiendo lo que quiere. Pero en cuanto aparece el primer obstáculo –en este caso, el conflicto con el campo– el héroe sigue de largo. Pierde y no se da cuenta. Tampoco hay consecuencias. Pasa lo mismo con todo el resto. Nada tiene consecuencias en la película del kirchnerismo y, por lo tanto, cuanto más tiempo pasa, menos se parece a la vida. Termina con una escena extraña en la cual quienes dieron su testimonio aparecen juntos y en silencio, con el pelo flameando en el viento, mirando el cielo, esperando a los marcianos. 

No todo es desdeñable: Scioli aparece bastante. Y Alberto Fernández también, festejando chistes en una reunión de Carta Abierta. Están Coscia, Tristán Bauer, Mazure en cámara lenta. Se ve la Constitución Nacional consumida por las llamas de Fuerza Bruta. Y se ve clarito el pizarrón durante la votación de la Ley de Medios, con 146 votos afirmativos y tres en contra. Todos ellos vivieron tranquilos ahí, en el kirchnerismo. Hicieron lo que hicieron. Gracias a la película de Néstor va a ser más difícil olvidarse.