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miércoles, 7 de noviembre de 2012

La campaña kirchnerista para descalificar las protestas

 
La campaña kirchnerista para descalificar las protestas 

La construcción K de la imagen golpista del 8N 

Los medios pro-kirchneristas denostan el próximo cacerolazo con insólitas comparaciones. La demonización de la derecha. Pando, Astiz y Massera. Según explican los organizadores, el 8 de noviembre se eligió casi al azar, en un intento por dar respiro después de la multitudinaria marcha de septiembre, pero también para alejarse del (y adelantarse al) 7D. Pero la usina de medios K, la elección tiene otra interpretación, algo más conspirativa: ese día es el cumpleaños del exrepresor Alfredo Astiz y el segundo aniversario de la muerte del exalmirante Emilio Massera. Ambos datos ya son motivo de sobra para afirmar que es la "derecha" y los "sectores procesistas" los que convocan a un "golpe de Estado" contra el Gobierno. El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, no sólo habló de las preferencias por Miami de la clase media después del primer cacerolazo. El funcionario que reparte la pauta K señaló en 6.7.8 que "en otros tiempos estos manifestantes recurrían a golpes militares, hoy lo hacen a los grandes medios para mantener esos privilegios". Del mismo modo piensa su antecesor, el hoy senador Aníbal Fernández: "El 8N es un invento de una facción de ultraderecha paga". El exministro consideró que la protesta está "financiada por la Fundación Pensar, por gente de la Sociedad Rural y por viejos remanentes de lo que fuera el golpe militar". Golpistas en la calle. La prensa oficialista como Tiempo Argentino, de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, dedicó varias páginas este fin de semana para denostar la protesta, a pesar de que promete ser apolítica, multisectorial y pacífica, según apuntan las convocatorias. Tiempo Argentino publicó este domingo dos sugestivas notas: "Quiénes son los grupos que agitan la movilización opositora" y "Convocatoria de componente militar y sectores procesistas". Para el diario, se "alienta a marchar con consignas golpistas", al tiempo que subraya como dato de color: "Golpe de Estado: desde varios sitios se llegó a pedir que las Fuerzas Armadas dieran un golpe de Estado el 8N". El periódico afirmó que "desde estos sitios surgen las proclamas antidemocráticas de claro tinte fascista". También apuntó contra fundaciones, como Despertar, cuyo director -según el diario filo K- es el exmarino Aníbal Calafell. "Se trata de una fundación estrechamente vinculada a las patronales agropecuarias Sociedad Rural y Carbap", sugirió una nota. El periódico asocia a Calafell con Cecilia Pando, quien posee "un amplio staff de predicadores provenientes del ámbito militar". La imagen de Pando en los primeros cacerolazos de junio es la favorita por 6.7.8 y el programa de TV Duro de Domar para definir la protesta del 8N. También lo es para dirigentes K con fuerte llegada en las redes sociales, como Luis D'Elía, quien insiste en que que se movilizan "los ricos de Santa Fe y Callao". En edición dominical de 6.7.8, se presentó un informe sobre "la marcha de Clarín y del odio", que "no es espontánea ni independiente" ya que "hay un grupo de personas vinculada a la ultraderecha, que está detrás de la organización". El programa ultra K situó en ese espacio político al PRO, la Sociedad Rural, la Fundación Libertad y Progreso, a la que tilda de "neoliberal y conservadora" y la Alternativa Social, "el partido neonazi de Alejandro Biondini". Marcha "política". El ministro de Planificacion Federal, Julio de Vido, también incluyó a Mauricio Macri como potencial organizador. "Ya que Macri dice que se siente representado por el 8 de noviembre, sería bueno que se ponga al frente y, desde una tarima en el Obelisco, explique cuál es su plan de gobierno, si es que tiene uno". La agencia estatal Télam también ligó el 8N con los dirigentes de la oposición. "A pesar de su intento por despegarse de políticos opositores y mostrarse como independientes los caceroleros cuentan con el impulso, las adhesiones y el aliento de dirigentes políticos de la oposición" tales como "el sindicalista Luis Barrionuevo, las diputadas nacionales Elisa Carrió, Patricia Bullrich y Laura Alonso, los diputados Francisco De Narváez y Eduardo Amadeo, y el gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota". Otra mirada. En cambio, Página/12, con un talante más moderado, habla llanamente de los "organizadores de la protesta contra el Gobierno" aunque igualmente buscaron falencias de la organización al afirmar que "a través de acusaciones cruzadas, desmentidas y solicitadas, quedaron en evidencia los problemas que tienen a la hora de ponerse de acuerdo en algo que no sea la oposición al gobierno nacional". De acuerdo con el diario, "la limitación a la venta de dólares, que tanto movilizó a los manifestantes del 13-S, no aparece mencionada en ningún ítem del extenso punteo". "Los organizadores prefieren que la protesta no quede reducida a esa consigna y por lo tanto decidieron obviarla", aseguran.


El ideólogo del "8N Yo No Voy", negó haber sido contratado por el Gobierno 

FALACIAS Y OCULTAMIENTOS DEL PUBLICISTA JORGE SCHUSSHEIM

 En un nuevo pograma de P+-, diferentes periodistas manifestaron su postura frente a lo que será el 8N, día en el que está programada una manifestación contra el Gobierno. Gustavo Noriega, Gabriel Levinas y Jorge Schussheim —recientemente señalado como miembro de la agencia de marketing que busca desactivar la protesta— estuvieron en la mesa del programa analizando las convocatorias convocadas por Internet, la participación de los políticos y periodistas en las protestas populares y sus los objetivos. “Me resulta curiosa esta dicotomía, de los que van a la marcha son espontáneos y los que no están pagos por el Gobierno. Patricia Bullrich se dejó guiar por celos y su pedido de informes está basado en la nada. Está buscando ruido y protagonismo, que ha perdido mucho”, se defendió Schussheim, quien pertenece a la agencia S+C+W (Schussheim, Cosin, Weinsteiner) Estrategias en Marketing Político, experta en acciones comunicativas implementadas en las redes sociales y de donde salió la consigna “8N yo no voy”, y que, según denunció Patricia Bullrich, fue contratada “para promover las acciones de gobierno y centrarse específicamente en desbaratar las movilizaciones organizadas desde la sociedad civil en general”. “La campaña del 8N Yo No Voy está basado en la campañas virales de Obama, quien puso a Internet como medio principal. El pedido carece de importancia y validez”, agregó el publicista.



Dudan que el kirchnerismo sea democrático 

Elementos que hacen dudar que el kirchnerismo sea democrático

LA PARADOJA DEL SAPO SUMERGIDO EN AGUA TIBIA

Sutilmente al principio y ahora sin anestesia, como el sapo sumergido en agua fría que lenta pero inexorablemente se calienta al punto de ebullición sin reacción alguna, el kirchnerismo destruyó y degradó al extremo los últimos vestigios de la democracia y convirtió en “democracia” lo que en realidad es una dictadura encubierta. Desde el 25 de octubre de 2003, nefasto hito del comienzo de la Era KK, bajo la apariencia de un régimen de normalidad constitucional, se fueron avasallando uno a uno los derechos de disentir, expresar libremente las ideas por la prensa, entrar y salir del país, invertir y desarrollar industria lícita y el manejo del patrimonio y la propiedad privada. Terminamos siendo esclavos de lo poco o mucho que pudimos conseguir con nuestro esfuerzo, pues para poder conservar nuestros bienes venimos pagando un peaje desproporcionado. Peor aún nos fue en el área seguridad, ya que todos los días muere gente inocente a manos de delincuentes muchas veces con la connivencia de las fuerzas políticas y de seguridad. Que el Congreso Nacional se haya convertido en un mero apéndice del Poder Ejecutivo, plasmando en leyes los caprichos presidenciales, parece tan normal como ser precavidos a la hora de salir de casa mirando hacia todos lados a la espera de un ataque furtivo. Las pocas joyas que alguno pudiere tener no pueden ser lucidas ya que resultan atractivas para lúmpenes arrebatadores, sin que intervengan fuerzas de seguridad hambreadas y desprestigiadas. El negocio de la seguridad, generando inseguridad como fuente y sustento, se ha convertido en un servicio imprescindible para una sociedad atemorizada. Pero lo peor es cuando desde la tribuna presidencial o desde los escaños legislativos se arengan parcialidades y se provoca a quienes no comparten el Nuevo Credo KK. Hemos visto en los últimos días cómo se aprueban leyes atropellando las minorías opositoras, sin permitir debate alguno e imponiendo por la fuerza del número la concreción de disparates legales, entre las cuales se encuentran el voto de los menores de 16 a 18 años, el instituto del per saltum e inclusive el presupuesto nacional. También presenciamos, impasibles e impotentes, cómo se manipula la Justicia para imponer un juez afín al gobierno en el escandaloso tratamiento de la Ley de Medios Audiovisuales y particularmente en la que se ha erigido en la Madre de Todas las Batallas: La Guerra Gobierno vs Grupo Clarín, con motivo de la medida cautelar que suspende la aplicación del ya famoso art. 161 relacionado con la obligación de desinversión. La última aparición del siniestro Andrés “Cuervo” Larroque en el ámbito de la Cámara de Diputados dejó en evidencia el fanatismo mesiánico de un personaje del elenco presidencial que se atrevió a faltarle el respeto a toda la sociedad. La única excusa es que estuviera bajo el efecto de sustancias prohibidas. Como en los encuentros deportivos no estaría demás requerir una rinoscopia a los legisladores, antes y después de las sesiones. Así como se aprobaron en forma express esas leyes, también sobrevendrán otros disparates jurídicos y legislativos, con obvia aprobación de la reforma constitucional que permita la reelección indefinida, satisfaciendo así el sueño de Diana Conti de la “Cristina Eterna”. Sería mucho mejor que la diputada ahora hiperkirchnerista se ocupe de su esposo, Enrique Dratman implicado en la mega causa conocida como Mafia de los medicamentos, pues aunque el juez Norberto Oyarbide como una maniobra de distracción haya detenido a dos perejiles en las últimas horas, “El Quique” Dratman en algún momento deberá comparecer ante la Justicia. Argentina ha perdido su sistema democrático, los tres poderes han quedado resumidos en el Ejecutivo que hace lo que le viene en gana, y para eso ha destruido todos los organismos de control, colocando jueces y conjueces afines, desmantelando la oficina de fortalecimiento de la democracia y destruyendo la libertad de prensa, a la par que aniquiló nuestra credibilidad ante el mundo. Ayer la presidente dijo que el gobierno tiene dólares y con ellos pagará a sus acreedores. Sería muy interesante saber quiénes son los tenedores de esos bonos que con tanto entusiasmo ordenará pagar nuestra cleptómana regente.



¿Desesperación oficial? 

Los desaciertos del Gobierno ante el 8N 

"Hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy tan seguro". Albert Einstein. La desesperación tiene muchas veces los rostros más impredecibles. Uno de ellos es la estupidez. Es lógico: cuando no se sabe cómo actuar, se apela al célebre e inmanejable manotazo de ahogado, que puede llevar a las sendas más desconocidas y peligrosas. Es lo que ocurre en estas horas, luego de que el Gobierno manifestara su elocuente falta de reflejos frente a la marcha que se prepara para el próximo 8 de noviembre. Es que, en su desesperación por desactivar esa mega manifestación, el oficialismo ha cometido todos los errores posibles. Si es que existe un manual de desaciertos, este ha sido puntillosamente estudiado y llevado a cabo desde la mismísima Casa de Gobierno. Veamos por qué.

Primer error: es contradictorio sostener que no existe preocupación alguna por el 8N por parte del kirchnerismo, al tiempo que se instruye a blogueros y periodistas K —dinero mediante— para que manchen el espíritu de la movilización. ¿Cómo se entiende que se movilice a toda una tropa oficial si en teoría no hay inquietud por lo que va a ocurrir?

Segundo error: apelar a la mentira para ensuciar la marcha, asegurando que hay motivaciones concretas detrás de esta. Es posible que pequeños grupos con intereses personales se inmiscuyan en la movida, pero no tienen nada que ver con el real espíritu de la misma. Lo único que logra el Gobierno con esta afirmación, es que muchos de los que hasta ahora no se mostraban convencidos de concurrir, terminen de hacerlo.

Tercer error: buscar organizadores interesados en torno al armado de la manifestación. La acusación es tan ridícula que cae por propio peso. ¿Quién tendría poder de convocatoria como para agrupar a millones de personas en todo el país? ¿Realmente nos quieren hacer creer que a través de inocentes redes sociales se puede liderar una protesta de tal magnitud? Si así fuera, ¿por qué las páginas de Facebook que arman los rentados cyber militantes tienen tan poca adhesión?

Cuarto error: victimizarse hablando de un intento de desestabilización contra el Gobierno. Si existe semejante movida, ¿por qué el kirchnerismo no hace la correspondiente denuncia ante la Justicia? En lugar de ello, el ministro Julio Alak ha impulsado un expediente judicial contra periodistas de este medio por incitación a escraches y cacerolazos, el cual increíblemente permanece bajo secreto de sumario desde hace meses. De más está decir que, como decisión editorial, Tribuna de Periodistas ha optado desde un primer momento por no opinar sobre las manifestaciones y cacerolazos. Debe decirse que, si se hubiera optado por lo contrario, no configuraría esto delito alguno.  

Quinto error: utilizar el aparato de la Secretaría de Inteligencia (ex SIDE) para atacar a los "enemigos del modelo". Al usar los recursos del Estado en contra de sus propios financistas —es decir, los ciudadanos— se deja abierta la puerta a una denuncia por malversación de fondos públicos. Otra cuestión: el inaudito escrache se lleva a cabo a través de la tergiversación de datos en medios alineados al kirchnerismo como los diarios Tiempo Argentino y Página/12, paradójicamente vinculados al espionaje local. Los periodistas de TDP están curados de espanto a ese respecto: en esos medios los han acusado de golpistas, antisemitas, desestabilizadores, menemistas, duhaldistas, clarinistas, etc, etc. Tal rosario de acusaciones termina siendo contradictorio en sí mismo y poco creíble. Esa conducta hace que los medios referidos sean cada vez menos consumidos.  

Sexto error: subestimar a la ciudadanía. Quienes salen a las calles a protestar lo hacen por su hartazgo ante tanta corrupción y cercenamiento de sus libertades. Si estos buscaran en verdad derrocar al gobierno, ¿por qué esperaron nueve años y medio para hacerlo? De todas las acusaciones oficiales mencionadas, esta última es la más disparatada. Los ciudadanos no saldrían a las calles si obtuvieran respuestas concretas por parte del Gobierno. Sin embargo, ante el persistente silencio oficial no parece haber alternativa. ¿Qué debería hacer la sociedad? ¿Reclamar ante jueces que claramente están alineados al oficialismo? Le será muy difícil al kirchnerismo explicar la enorme convocatoria del próximo 8 de noviembre sin caer en supuestas conspiraciones. Aún cuando intente desestimar la protesta diciendo que los manifestantes son en realidad “ingratos ciudadanos de clase media”, ¿cómo minimizar el impacto de tamaña muestra de fuerza popular? ¿Es acaso delito protestar si no se pertenece a la clase más pobre de la Argentina? El nerviosismo del Gobierno por lo que ocurrirá el próximo jueves es evidente, eso está claro. Lo más doloroso para sus funcionarios parece ser el hecho de no poder hacer nada al respecto. Todas las opciones que oportunamente se evaluaron fueron inmediatamente descartadas por su predecible ineficacia, principalmente la idea de Luis D’Elía de hacer una contramarcha. ¿Quién apoyaría una movida llevada adelante por un enriquecido “piquetero”, cuyos hijos cobran sueldos desorbitantes en la Anses? Lamentablemente para los K, la fiesta parece haberse acabado y las inquietudes oficiales se empiezan a hacer cada vez más notorias. Es muy similar a lo vivido en los últimos años del menemismo, cuando las divisiones internas se empezaron a hacer evidentes. Antes de insistir con su obcecación, Cristina debería mirar a otros dos espejos de la historia que peligrosamente se parecen a lo que se vive en estos días: uno es el reflejo de lo sucedido en 2001, cuando Fernando De La Rúa terminó fuera del poder luego de mostrarse desinteresado en movilizaciones sociales similares a las de ahora. El segundo es el que le tocó vivir a Raúl Alfonsín en 1989, luego de intentar tapar los problemas de la economía con las mismas herramientas discursivas que hoy utiliza el kirchnerismo. En ambos casos, el final de la historia ha sido casi calcado. ¿Debe presumirse entonces que es eso lo que busca Cristina?

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