Pese a la estigmatización de la década del 90, impulsada en
buena parte por el matrimonio presidencial, ex aliados del denostado mandatario
riojano, un análisis en profundidad sobre la herencia de ambas gestiones arroja
asombrosas cifras
Las próximas elecciones presidenciales van a poner fin a un
ciclo de kirchnerismo puro. Incluso en un escenario en que Scioli sea el
próximo presidente, un Kirchner no estará a cargo de la presidencia y el mismo
FpV no considera al actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires un
oficialista de pura cepa.
¿Cómo se compara la herencia que recibirá el próximo presidente con la que dejó el menemismo y la que los Kirchner recibieron en el 2003?
¿Cómo se compara la herencia que recibirá el próximo presidente con la que dejó el menemismo y la que los Kirchner recibieron en el 2003?
El siguiente cuadro muestra una serie de indicadores
económicos. El listado no es exhaustivo, pero sí es representativo. De los ocho
indicadores elegidos, el kirchnerismo deja una herencia peor en cinco e igual
en tres. Un pobre desempeño respecto a una década tan denostada y denigrada por
el Frente Para la Victoria como la de los noventa.
Algunas aclaraciones y comentarios son necesarios. En primer
lugar, es notable que, en términos relativos, el PBI per cápita (en dólares y
ajustado por costo de vida) que el kirchnerismo deja tras 12 años de
"década ganada" sea prácticamente similar al del resto de América
Latina. De hecho, tampoco es muy distinto a la herencia recibida.
Esto se alinea con el argumento de que un efecto
significativo sobre el PBI durante la gestión kirchnerista fue la recuperación
económica y que el proceso de genuino crecimiento fue interrumpido por las
consecuencia del pesado déficit fiscal (inflación, cepo cambiario, restricción
a las importaciones, etc.) Podría argumentarse que lo que hubo de crecimiento
durante estos 12 años fue a pesar del kirchnerismo y no gracias a él (por
ejemplo, gracias a los altos precios de commodities como la soja).
En segundo lugar, se nota en empeoramiento de la
participación del valor agregado de la industria. Este indicador se encuentra
en la tabla porque este es un parámetro de interés del kirchnerismo -y de la
clase política en general- y no porque necesariamente mayor participación
industrial sea algo deseable en términos económicos.
Para generar valor agregado no hay que sustituir
importaciones y tener un tipo de cambio competitivo (es decir, devaluado), hay
que permitir el desarrollo de aquellas actividades con mayores ventajas
comparativas. Es dudoso que la industria argentina genere mayor valor agregado
que actividades agrícolas. No obstante, en lo que respecta a este indicador, el
kirchnerismo dejar un indicador bajo sus propias preferencias con un peor valor
que el recibido.
En tercer lugar, el único indicador que muestra una mejora
destacable respecto a la herencia recibida es el índice de pobreza. Este, sin
embargo, es un dato por el que hay poco y nada que festejar. No sólo porque una
pobreza en torno al 30% es notablemente alto, sino porque en el 2003 el
kirchnerismo recibe un indicador de pobreza elevado por la crisis del 2001. Si
la pobreza se encuentra efectivamente en torno al 30%, entonces el kirchnerismo
estaría dejando un indicador mayor al del final de la presidencia de Menem.
Este indicador también sugiere que los planes sociales
necesitar ser revisados -no eliminados, sino reformados, dado que evidentemente
no cumplen con sus objetivos. Los planes sociales bien diseñados tienden a
desaparecer dado que los mismos se vuelven innecesarios en lugar de crecer año
a año.
En cuarto lugar, el indicador de libertad económica del
Fraser Institute muestra un deterioro que debería ser muy preocupante para
quienes les importa la situación a mediano y largo plazo de la economía
argentina. El país se encuentra, desde el 2012, al final del ránking. Y, como
es sabido, las instituciones y el grado de libertad económica no definen la
situación económica circunstancial, pero determinan el nivel de riqueza a
futuro, es decir, si el país transita un camino hacia la prosperidad o hacia
transformarse en una Venezuela.
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