La Presidenta y sus funcionarios hablaron del supuesto
suicidio de Nisman y luego del asesinato; nuevos traspiés
Fue un golpe inesperado, del que el Gobierno todavía no se
pudo recuperar. Como un boxeador cuando pierde su eje, grogui, tambaleante, se
sostuvo contra las cuerdas, respiró profundo, fijó su mirada -aún confusa por
la violencia del impacto- e intentó devolver la gentileza, pero falló.
Vale la analogía para explicar el comportamiento del
gobierno nacional en estos días. Cuando se cumplen 15 días de la muerte del
fiscal Alberto Nisman, la presidenta Cristina Kirchner y la primera plana de
funcionarios nacionales intentaron sin éxito instalar un relato sobre lo que
sucedió durante los últimos días de vida del fiscal; una y otra vez los hechos
pusieron al Gobierno en un lugar incómodo. Nunca logró la jefa del Estado
ponerse al frente del caso que conmocionó al país.
Dos cartas públicas, una cadena nacional y decenas de
declaraciones formaron parte de una estrategia que no logró hacer pie. Las
contradicciones fueron constantes en el relato oficial: de la hipótesis del
suicidio al asesinato; de "interrumpir sus vacaciones" a un viaje
premeditado del fiscal; de la puerta cerrada con llave a la puerta sin llave, y
de volver "obligado" a firmar una denuncia que desconocía a trabajar
durante meses en su presentación. La urgencia por dominar la escena llevó a
cometer errores al Gobierno.
"Todos los caminos conducen a un suicidio." Eran
las 6.35 del lunes; el cuerpo del fiscal iba camino de la morgue cuando el
secretario de Seguridad, Sergio Berni, ya deslizaba la primera hipótesis.
Después llegó la primera carta de la Presidenta. Por
Facebook, abonó las palabras de Berni: "La muerte de una persona siempre
causa dolor y pérdida entre sus seres queridos, y consternación en el resto. El
suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes.
¿Qué fue lo que llevo a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la
vida?".
Le siguió un coro que incluyó al presidente de la Cámara de
Diputados, Julián Domínguez; al diputado y referente camporista, Andrés
Larroque, y al secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, entre
otros. Enfáticos, para todos ellos se trataba de un suicidio. Sólo había un
interrogante. ¿Qué lo había llevado a tomar la decisión de terminar su vida?
Cambios
Pero 24 horas después una revelación y una declaración
provocaron un cambio radical. La fiscal Viviana Fein anunció que el barrido
electrónico había dado negativo. No había rastros de pólvora en la mano de
Nisman. Y la ex mujer, Sandra Arroyo Salgado, reconoció por primera vez que no
creía en la hipótesis del Gobierno. Para ella no se suicidó.
Después llegó Walter, el cerrajero. Ahí la presunción de la
administración nacional entró en crisis. "La puerta de servicio estaba
abierta", dijo el cerrajero. Fue Berni, nuevamente, quien tuvo que
desandar el camino que había iniciado unos días antes: "Alguien puede
haber salido por esa puerta", dijo.
Pero hubo más. Otro de los argumentos que utilizó el
Gobierno para poner en duda las intenciones de Nisman fue su retorno a la
Argentina. El fiscal se encontraba en Europa con una de sus hijas. En su
primera carta, la Presidenta se preguntó: "¿Quién le ordenó volver al país
al fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando a su pequeña hija sola en el
aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares que debían
finalizar más allá del 20?".
Pero, como un castillo de naipes, el argumento duró poco
tiempo. La compañía Iberia informó que el fiscal sacó los pasajes el 31 de
diciembre con vuelta el 12. Nisman no volvió al país
"intempestivamente".
Todas las deducciones que lanzó el Gobierno resultaron
equivocadas. Llama la atención la cantidad de errores, salvo que se trate de
una estrategia "para confundir", como aseguró la diputada Patricia
Bullrich (Pro). Siguiendo con la analogía boxística, ya lo dijo Gay Talese en
"El perdedor", cuento en el que relata la caída de campeón Floyd
Patterson ante Sonny Liston, "lo peor de perder es tener que salir del
ring y hacer frente a toda esa gente".
Cadena nacional
26 de enero
a presidenta Cristina Kirchner emitió dos discursos en
cadena nacional para hablar sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman. En la
primera alocución contradijo su versión inicial donde mencionaba la idea de un
suicidio. Así, Cristina Kirchner el lunes 26 apuntó contra Lagomarsino como uno
de los supuestos involucrados en la muerte de Nisman.
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